lunes, 27 de abril de 2009

¡Te mudaste Coqui!

Y sí… Decías que ya era hora, ya no te bancabas más a tu vieja, ni a tu viejo, ni a tu hermana… Y tenías razón: no daba ni para un día más… ¡Te mudaste! Y ahora, guante en mano y pelo atado, te estás cocinando la cena. Te sentís rara. Ojo, no te malinterpretes, no es soledad. Ni nostalgia. Te sentís rara, es eso. Cambiaste de hábitat, de territorio. Necesitás habituarte, un tiempo para acostumbrarte.

Ya va a estar el arroz. Hoy, arroz solo; estás cansada. Pensás en el chiquito que viste en la calle durmiendo. Hoy, solo arroz. Y la cama deshecha… Te mirás en el espejo y, aunque te reconocés, te cuesta pensar que sos la misma que ayer vivía en tu casa. En la de tus viejos. Katy, pendeja de mierda… ¡Si estuviera allá con vos, gritándote! Si estuviera allá un ratito, jodiendo… Entonces la mandarías a cagar… Aunque fuese un ratito… Katy…

Sola te arreglás Coqui. Lo sabés. Pero te sentís así, extraña, tercera. Hoy te viene. Pero contenta también… ¡Te mudaste! ¡Si pasara tu viejo lo sacarías cagando! Ya no puede criticarte, ni tu vieja rezongarte… Seguís sin compartir sus opiniones, ni sus maneras; los seguís odiando… Pero igual, ahora te pasa algo, no sabés bien qué. No sabés bien, pero los entendés un poco. No sabés en qué…

Andá sacando el arroz de la olla Coqui. Sacalo que se pasa. Colalo. Y andá a comer. No mires al techo; no te angusties. Poné música. Pensá un idea distinta; jugate algo; inventate un poco. Ya sos libre... ¡Hacete mundo! Pensás en el chiquito que viste en la calle durmiendo… Eso, sacalo. Colalo y comé. Te mudaste… ¡Celebrate Coqui!

domingo, 26 de abril de 2009

Sofi

Lo que más me gusta de Sofi es su nombre. Porque es francesa y cuando lo dice así en diminutivo suena pequeño, redondo y lindo; suena a ella.
Sonríe mucho y habla poco, como las chicas que lo miran a uno con los ojos bien abiertos y esperan que un diga, que uno actúe. Pero si quieren, no se achican.
Sofi no se achica, sabe bien el juego y aunque es bajita, con sus ojos grandes te marca el camino; sin decir ni mu.
...
Sofi se fue hoy de vuelta a Francia,
a ser enfermera, 
a seguir su vida
quien sabe por quienes caminos.


Dr.Tr.
29/3/09

viernes, 17 de abril de 2009

José Ramos Pedraza (Ciudad de México 1964 – Buenos Aires 1997).


Nace José Ramos Pedraza en el seno de una familia de clase media el 5 de Junio de 1964. Desde muy joven se destaca en el arte de la escritura, especialmente el de la poesía. Cursa la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se gana el reconocimiento de sus profesores. En 1988 viaja a la ciudad de Buenos Aires, con una beca otorgada por la Secretaría de Educación Pública, para cursar una maestría en Literatura Clásica en la Universidad de Buenos Aires. Finalmente hace de ésta ciudad su lugar de residencia.
Muere el 2 de abril del 1997, víctima de un accidente automovilístico. Pese a que su vida encuentra un fin abrupto y trágico, su producción literaria es considerablemente extensa. Recién en los últimos años, sus obras están comenzando a ser apreciadas por su verdadero valor estético y vanguardista. Entre los títulos publicados, de edición muy limitada, se encuentran: “La Noche Marchita”(1987), “La Fortuna Perseguida”(1990), “El Paso Lento”(1994) y “Si He de Ser”(Publicada póstumamente en el año 1999), entre otros.

Poemas extraídos del Libro "El paso lento", de José Ramos Pedraza



Poema #2


¡Oh hermano!
Si pudieras ver, tocar,
Palpar con tus sentidos
Las voces que hablamos
Las ficciones que vivimos.

Éste es un mundo de lenguaje,
Maquinaria del sentido.
Escrito por los dioses,
Sepultado entre signos.
Aquí todo pulso es mensaje
Un dialecto de la sangre;
Sonidos intestinos.
Hay un nombre en cada cosa,
Que aprendemos, que decimos;
Cada letra sigue a otra
¡Oh hermano!
Todo verbo es eterno…
¡La palabra es un abismo!


Poema #7


Los años secos llenan de palabras
Gozosas en la tinta de la lengua;
Las letras en la sangre desoladas,
Las hojas ya se van mojando en pena.

Tiempo, solo hay tiempo hacia delante,
Eterno resplandor de lo pasado;
La voz del hombre ya se va agotando,
Se va enterrando el ser en su lenguaje.

Y así hablando, de tiempos y de sangres,
Con signos mustios que se van doblando
Por los senderos hondos del mensaje,

Se va quedando el hombre solo,
Sin voz, sin versos; triste y arruinado,
Creyéndose un Dios con cada frase.


Poema #11


Los ojos rojos de robot
Lloran microchips de lágrimas
No existen binarios sentimientos
Son solo algoritmos imperfectos
Con voces oxidadas, llamando a casa por cobrar
A una fábrica de robótica en Taiwán
Corto circuitos melancólicos
No hay nadie en casa.
Se estremece la maquinaria del alma.

viernes, 10 de abril de 2009

Lo que me paso anoche

Subí al bondi y hablé por todos. Por mí, por mi amigo Rito y por los demás. Pero no se distinguía bien, me dijo Claudio después, quién hablaba por quién y hasta donde llegaba lo mío y no lo del otro.
Tonces volví a mi casa en un flash...
...
(...algo pasorca)